El poder político en México siempre ha temido a la libertad de expresión, por ello los intentos de acallar o censurar a los medios informativos se sigue dando constantemente, sobre todo a los críticos del sistema.
Tienen referentes en todas las épocas y todos los tiempos, han aumentado el número de periodista agredidos, asesinados, desaparecidos y amenazados. Ya que sigue siendo una de las prácticas más comunes para amedrentar la libertad de expresión en nuestro país.
En las épocas cardenistas, las oficinas de prensa del Gobierno Federal, fueron ideadas para controlar los flujos informativos y difundir sólo las acciones meritorias del régimen, fue un mecanismo de control y suministro informativo a través de un boletín, que contenía todo menos información.
En el sexenio de Gustavo Díaz Ordaz los embutes llegaron a ser catalogados como “increíbles” superaron considerablemente a los famosos “cañonazos” del General Álvaro Obregón. Durante los sexenios echeverristas y lopezportillistas el “chayote” llegó a su clímax.
Cabe recordar el golpe a Excélsior en 1976, siendo presidente Luis Echeverría Álvarez. Caso en el que Regino Díaz Redondo, quien fungió como ariete gubernamental, logró echar a la calle a grandes periodistas como Julio Scherer García y Vicente Leñero, entre muchos más, lo que luego originaría el surgimiento de dos medios por demás críticos del sistema: Proceso y UnomásUno.
En Tiempo de saber. Prensa y poder en México, en coautoría con Carlos Monsiváis, el fundador de Proceso revela, los juegos perversos a los que recurrieron los gobiernos de Gustavo Díaz Ordaz y Luis Echeverría para acabar con el diario mexicano de mayor prestigio e influencia de su tiempo.
Aunque se dijo en su momento que Echeverría Álvarez planteó las bases de una apertura democrática y alentó la crítica informativa y de prensa.
Vendría después José López Portillo, quien trató de que el Congreso aprobara la llamada Ley Mordaza, que pretendía silenciar a los medios de comunicación críticos a su gobierno. Y que incluso se hizo famosa su frase: “No te pago para que me pegues”.
Dos años después de que terminó su mandato surgió el único periódico considerado de izquierda: La Jornada."
Con Carlos Salinas de Gortari se pusieron en marcha reformas en las relaciones entre la prensa y el gobierno; se dijo que eliminó la costumbre de abonar sobornos a los periodistas en el mismo palacio presidencial. En general, sin embargo, su administración nunca tuvo mucha simpatía por la prensa independiente mexicana.
Según José Gutiérrez-Vivó, “Salinas fue el presidente más duro con la prensa. El fue el que más control quiso tener”.
El gobierno de Zedillo (1994-2000) supuestamente fue el más tolerante, pero los periodistas consideraron su política parcial y contradictoria, entre otras cosas porque durante su gestión se dieron varios casos de agresiones físicas a periodistas y otros de hostigamiento oficial.
Mientras él aseguró en el marco del día de la Libertad de Prensa, el 7 de junio de 1995, “Yo creo que en México hay plena libertad de expresión. Todos los días la disfrutamos, la gozamos y a veces la sufrimos”.
En la actualidad, no se debe perder de vista que dentro de las estructuras políticas y gubernamentales se encuentran imbricados mecanismos de control, que van desde las técnicas informales para el manejo del contenido y énfasis de los comunicados oficiales, hasta el control sobre la publicidad gubernamental que tendría que ser distribuida de manera equitativa, tomando en consideración parámetros de penetración y distribución.
En este último punto, cabe señalar que una manera en que los gobiernos acaban con aquellos medios electrónicos o impresos incómodos, es no otorgando publicidad oficial.
Las palabras que pronunció Francisco Zarco el 25 de julio de 1856, aún se pueden acoplar a la época actual, porque sintetizan el fondo del temor a los medios críticos: “Un célebre escritor inglés ha dicho: Quitadme toda clase de libertad, pero dejadme la de hablar y escribir conforme a mi conciencia.” Estas palabras demuestran lo que de la prensa tiene que esperar un pueblo libre, pues ella, señores, no sólo es el arma más poderosa contra la tiranía y el despotismo, sino el instrumento más eficaz y más activo del progreso y de la civilización”.